sábado, 30 de noviembre de 2013

La Rebeldía de la Juventud


El pasado 20 de noviembre irrumpieron en manada, 150 antifascistas en la Universidad Complutense de Madrid. Destrozaron las instalaciones y agredieron a cinco alumnos. Buscaban la aniquilación de las ideas contrarias, pretendían acabar con el derecho “a no tener miedo”, usaron la violencia para advertir, una vez más, que, quien no opina igual que ellos no merece ni libertad, ni justicia, ni respeto.
Consiguieron su particular jornada de “los cristales rotos”: el Día de la Universidad Asaltada.
Prostituyen la democracia y la libertad en todos y cada uno de sus actos.
El pasado 23 y 24 de noviembre tuvo lugar en Alcoy la Convención Regional de Nuevas Generaciones de la Comunidad Valenciana, en donde se expusieron a lo largo de las jornadas nuevas ideas para la regeneración social, democrática y política del país.
            Los jóvenes de Nuevas Generaciones acudimos a la cita esperanzados por encontrar respuestas y deseosos de aportar, de producir, de construir unas ideas y un futuro de España y de nuestra Comunidad Autónoma: en todos los ámbitos y a todos los niveles.

Sólo tres días de diferencia separan ambos actos, sólo tres días median entre el vandalismo, justificado con mentiras que destroza la idea de país y democracia que tenemos, de la reunión pacífica ilusionada e ilusionante de los jóvenes del Partido Popular.
 Son sólo tres días pero hay todo un siglo de distancia entre las dos circunstancias. Todo un siglo de evolución y progreso que la izquierda no ha querido recorrer. Se ha quedado atrás organizando revoluciones y publicando panfletos que falsean la realidad, porque sólo en situaciones extremas la izquierda puede camuflar el rotundo fracaso que es como segmento ideológico. La izquierda está sometida a la dictadura de sus propios postulados, está atrapada en himnos de “puño en alto”  porque sus modelos de lucha y de Estado no encajan en una democracia. La izquierda es en sí misma algo poético, pero aplicada y llevada a cabo es un arma de destrucción masiva: el socialismo es un error intelectual, el comunismo la negación del ser, y el anarquismo simplemente la negación de la condición humana y su necesidad social.

En la Convención Regional de Alcoy se oyeron voces jóvenes que defendieron una bajada de impuestos, otras voces que abogaban por una reforma del sistema electoral, voces que explicaron la tan necesaria reforma educativa, voces, en fin, que pidieron una más justa financiación para la Comunidad Valenciana.
En el acto de salvajismo sufrido por la Universidad Complutense se oía el siguiente grito: “abajo el capital”

O mucho me equivoco o existen dos juventudes: la primera, la de los jóvenes de Nuevas Generaciones (y la de la mayoría de todos los jóvenes de España) que viven en el 2013 y tienen ganas de labrarse su futuro y el de todos. Y en segundo lugar esa minoría de jóvenes a quien han negado el derecho a ser jóvenes porque viven en 1934 y a los que les han negado también el derecho al futuro porque viven mirando al pasado.

 Pero no todo puede ser desesperanza: Nuevas Generaciones es la sociedad juvenil más numerosa de España, lo cual quiere decir que somos mayoría los que queremos una Nación con un territorio unido, cohesionado y sobre todo solidario, los que creemos que España es un foro de libertades y no un foco de nacionalismos que nos reducen, los que queremos honrar el pasado de España, enalteciendo el presente (que no es poco).
Somos esa generación que ha recibido como herencia un país hipotecado y una constante sensación de culpa, pero que, sin dudarlo ni un ápice, se ha volcado en la política activa para reconstruir  aquello que nos dieron resquebrajándose. A eso, a esa vocación sin miedo al fracaso se le llama valentía, y esa es justamente la valentía de la que carecen esos 150 energúmenos, que juntos y con la cara tapada, atacaron uno de los pilares fundamentales del Estado del Bienestar: el conocimiento superior, la Universidad.

            Nuevas Generaciones cree en el valor de la juventud, y en el poder de transformación de ésta si permanece unida.  Como dijo nuestro Presidente Regional Juan Carlos Caballero: “nuestra rebeldía es otra, nuestra rebeldía es levantarse del suelo y seguir intentándolo cuando se está luchando por algo”.

*Artículo publicado en el Diari El Nostre a 30 de noviembre de 2013


martes, 5 de noviembre de 2013

Libre Mercado v. Siesta

No es que el libre mercado y la siesta estén reñidos o que Hayek fuera austríaco y no gozara de esos instantes de meditación solitaria, casi trascendente que componen la siesta, es, simplemente, que nos imponen el derecho a la información:
Se nos dicta qué conocer y cuándo hacerlo, y, desde que se descentralizaron los lugares de trabajo o workplace y la diferencia de husos horarios es mayor, llaman a casa de uno, anunciando siempre panaceas y la tarifa plana que usan los dioses, a horas intempestivas, sin respetarse ya ni siquiera ese sacrosanto momento previo a los clarines de la tarde.

            El derecho a la información, que según la ONU “es un derecho fundamental piedra angular de todas la libertades” puede ser un arma de doble filo en un mundo con estímulos de todo tipo y de todas dimensiones. Lo que preconizaba el art. 20.1 d) de la Constitución Española: “el derecho a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión” ha conocido como hijos díscolos al spam telefónico así como al postal o al virtual.
La libertad de trashumancia informativa en la era digital ha alcanzado cotas en que necesitamos regularla para seguir siendo libres, algo paradójico y triste para el liberalismo pero a la vez saludable para la capacidad receptora de información del usuario.

Este espacio de libertad frente a la información lo hallamos en las Listas Robinson: estas listas son, según su propia página web, “un servicio de exclusión publicitaria al servicio de los consumidores que tiene como objeto disminuir la publicidad que estos reciben.” Es decir la exención voluntaria de recibir publicidad de forma personalizada y uninominal. Siendo gestionado este espacio por la Asociación Española de la Economía Digital.
Las Listas Robinson siguen la estela de la Ley Orgánica de Protección de Datos así como la Ley General de Telecomunicaciones y la Ley de Servicios de la Sociedad de Información y de Comercio Electrónico, ya que tratan de hallar un equilibrio entre la debida protección de los datos individuales y el uso que hacen de él las diferentes empresas. El desarrollo reglamentario de las Listas Robinson desgrana tanto el ámbito de uso como los requisitos para su utilización y las opiniones vertidas sobre su eficacia son siempre favorables: en una media de dos semanas se dejan de recibir esas molestas llamadas publicitarias que, nos apremian además a decidir rápidamente sobre algo para lo cual no hay necesidad generando un situación de presión y de práctica comercial agresiva vulnerando claramente el artículo 8 de la Directiva europea 29/2005.

El uso extendido de las listas Robinson ha llevado a la aparición de jurisprudencia con respecto a ellas: en sentencia de 27 de abril de 2012 la Audiencia Nacional ratifica la sanción impuesta por la Agencia Española de Protección de Datos a una entidad bancaria por haber hecho partícipe de una nueva campaña publicitaria a un cliente inscrito en una Lista Robinson.
Esto supone un espaldarazo claro a este “neo-iusnaturalismo” de defensa de las libertades individuales que se va positivando poco a poco. bn

Esa diaria y constante presión publicitaria mediante diversos canales, encuentra un espacio de receso publicitario en las Listas Robinson, un particular puede inscribir gratuitamente en ellas y hallará que cesan los bombardeos informativos. Una empresa que inicie una nueva campaña de publicidad personalizada se halla en la obligación (si no quiere ser sancionada) de comprobar que sus clientes no están inscritos en una Lista Robinson.

            Parece que el legislador de la mano con la sociedad civil, que amenaza con salir de su letargo, ha encontrado la forma de proteger a los usuarios-consumidores de una indigestión de información. Estas listas no son un rechazo al libre mercado, nada más lejos, es una forma de garantizar la salud mental en la toma de decisiones y llevar al libre mercado a un terreno más racional y eficaz ya que como dijo Will Roger “Si los anunciantes se gastarán la misma cantidad de dinero en mejorar sus productos de lo que se gastan en anunciarlos, ni siquiera necesitarían anunciarlos.”

Publicado en el periódico digital VLCNews el 13 de noviembre de 2013