Parece que el progresismo
en política es una forma de excusarse a priori por la inacción, que las
acciones llegan solo a través de la mano que se agita en forma de puño y que
toda su fuerza se escapa en diseñar futuros que nunca suceden.
El futuro que nunca ocurrió, ese podría ser el título del debate sobre
el Estado de la ciudad del pasado día 3 de octubre.
En un brindis largo, confuso, superficial y tergiversado el alcalde de
Alcoy brindó por la excelente gestión de su equipo de gobierno. Alardeando
sobre el pulso desbocado de cada uno de sus concejales, hubiera sido preferible
que alardease por el número de promesas cumplidas pero ya se sabe que las
promesas son esos trabalenguas en donde también queda trabada la congruencia
personal de cada uno y lo cierto es que un tripartito que ahora es bipartito y
en donde los papeles de oposición y gobierno no están muy claros, escasea la
coherencia y la correlación entre lo dicho y lo hecho.
Escaseó
en el gobierno la autocrítica, escaseó en el gobierno el número de nuevas
propuestas y escaseó en el gobierno en definitiva el liderazgo, el carisma, la
fuerza moral y la fuerza institucional: nada nuevo bajo el sol de Alcoy
Se esquivaron
las preguntas más que razonables del grupo del Partido Popular que intentaba
reconducir el Pleno hacia un debate fructífero, un debate de producción de
ideas y no de autobombo, pero ya se sabe que bajo la bandera del comunismo la
producción es algo deleznable y es mejor consumir los frutos ajenos que
producir los propios. Eso es lo que está pasando con Alcoy y eso es lo que se
reflejó en el pleno.
El nivel
de inacción del “gobierno de progreso” de Alcoy ha llegado a un extremo en que
en el debate sobre el actual estado de la ciudad se habla de lo acaecido
hace dos años bajo otro gobierno. Reconozco que no sé si me encuentro ante el
mayor caso de dejación de servicios y de omisión del deber de gobernar más
aberrante que ha sufrido Alcoy, o esto es pura y llanamente una táctica
política que le niegan a Rajoy en Madrid (cuando tiene todo el derecho) y que
utilizan aquí después de dos años sin sonrojarse ni un poco y esto es “la
herencia recibida”.
Por otro lado se arrogaron proyectos
que había conseguido el PP para la ciudad demostrando una vez más que la única
memoria histórica que aceptan es la que ellos reescriben.
Llegados
a este punto está claro que el PSOE e IU poseen la máquina del tiempo o que más
bien viven dentro de ella para eximirse de gobernar, no poseen sin embargo la
capacidad de formar un gobierno sin fisuras y la capacidad de organizar y
llevar a cabo las tareas que una casa consistorial requiere. La frivolidad en
el ejercicio de sus funciones y la incompetencia en su ejecución han paralizado
a Alcoy y nos encontramos que lejos de reconocerlo, se elogian contentos porque
¡ey es el gobierno de progreso que necesita Alcoy! (que necesitaba pero no votó
por cierto)
El
Partido Popular valoró el recorrido hecho hasta hora, subrayó lo que consideró
errores pero también recalcó de una forma noble y deportiva los éxitos
recibidos (que no cosechados) del bipartito, fue capaz de aportar más
sugerencias que ningún otro grupo político y tendió una mano que buscaba un
compromiso sincero. Y se encontró con que en la otra bancada nadie proponía
mejoras en ningún campo, porque “después de lo que recibimos bastante hemos
hecho”.
“Bastante
hemos hecho”… nunca deberíamos oír esas tres palabras juntas en boca de quienes
nos gobiernan, pero ¿¡ey que más se puede pedir a un gobierno de progreso!?
El debate
sobre el Estado de la Ciudad fue una prueba más de que el socialismo, el nacionalismo
y el comunismo requieren el narcisismo más absoluto o la doble personalidad más
rampante de sus correligionarios para poder ser defendidos medianamente:
pudimos comprobar cómo se satelizaba la cultura en el área de influencia del
Sr. Agulló porque la cultura en manos de la empresa privada es propia de
pequeño-burgueses (esos señores gordos y que fuman pipa y que sólo Dickens
conoció) fuimos testigos de que el BLOC sigue creyendo en la construcción de
muros y barreras porque nada es suficiente para defender el País Valencià (o
más bien defenderse de este concepto inventado) y vimos por último al Alcalde
menos votado, más inactivo y más atado por sus pactos de gobierno perorar sobre
lo alcanzado hasta ahora.
El
Partido Popular se encuentra ante una situación difícil porque tiene que hacer
oposición de algo que no es, que no hace, que no gobierna y que no es Gobierno.
La ciudadanía ya percibe la pasividad del actual Gobierno y…
los errores se subsanan y se perdonan, pero la
pasividad es congénita y se castiga en las urnas.
*Articulo publicado en www.pagina66.com a 8 de octubre de 2013