martes, 17 de diciembre de 2013

Cotizar Esperanza

La nuestra es una sociedad desesperanzada. Existe una profunda y triste desesperanza vital que se extiende, pero es una desesperanza tan moderna que se camufla en unos sueños que tampoco lo son. Samuel Johnson decía que “donde no hay esperanza no puede haber esfuerzo”. Pues bien España no quiere esforzarse más. España no quiere ser España.
La esperanza es virtud cristiana porque va pareja al esfuerzo, actitud cristiana. La esperanza es hallarse a los pies de un camino estrecho, tortuoso y arriesgado y aun así empezar a caminar porque al final se vislumbra un poco de luz. El esfuerzo sin esperanza no edifica, se queda en una lucha rutinaria que no trasciende.
En los últimos 5 años de crisis se han analizado incesantemente los problemas de la nación, tanto los coyunturales como los estructurales, se han popularizado palabras de enjundia que han pasado a utilizarse en toda conversación de barra de bar que se precie.Todo el mundo ha pontificado sobre los males de España y los ha resuelto con diagnósticos más o menos acertados. Pero esos bares, al final de cada jornada, han cerrado sus puertas y las soluciones han quedado dentro, rondando, dejando ese poso agridulce en las conversaciones.
            Y lo cierto es que nadie se ha parado a pensar que España está vacía de esperanzas, sus ilusiones están huecas, son ilusiones que duran un tweet: ese tweet reivindicativo, combativo pero que se agota conforme queda atrás en la lista. Son ilusiones de colorines, de logos, pero a las cuales les falta la trascendencia que las convierte en poderosas, en cohesionadoras, en fuente de espiritualidad.
            El ejemplo que desde mi punto de vista ilustra esta dejación en la tarea de esperanzarse es el actual sistema de pensiones, que en un intento kamikaze está intentando salvarse a toda costa.
En primer lugar quisiera matizar que es cierto que no se puede implantar un cambio radical en su capitalización y distribución dejando desamparados a los pensionistas actuales, pero  al mismo tiempo, es innegable que los pensionistas actuales están más desamparados que nunca. Se dan ciertos problemas endémicos que están condicionando la sostenibilidad de este sistema: caída en picado de los nacimientos que dirige a pirámides de población invertidas, el aumento desmedido del desempleo que  hemos tenido la triste suerte de presenciar estos últimos años, aumentos del IPC que no van de la mano con las pensiones. Y mientras tanto el pensionista español ha dejado  a cargo del Estado, cómo, cuándo y porqué ilusionarse con un dinero que sólo él ganó.

Lo que el trabajador aporta se colectiviza en un fondo y eso conlleva la pérdida de derechos sobre el dinero que él generó. Actualmente el trabajador debe asimismo jubilarse a la edad exacta que le dicta el Estado, contabilizando únicamente los últimos 15 años cotizados para decidir la suma de la pensión. El pensionista, aparte de que cobrará menos de lo que cobraba cuando trabajaba recibirá siempre una renta fija y exacta procedente del Estado… Es difícil imaginar un control del Estado más férreo y una injerencia más notoria en la forma de gestionar la vida de cada uno que ésta. En cierta forma es dejar que el Estado juzgue cual es el precio de toda nuestra vida laboral. Y sin embargo y pese a las mayores y más conocidas bondades del sistema privado de capitalización de las pensiones, la omnipresente turba iracunda amenaza las calles cada vez que se plantea una privatización de éstas:
            Les es indiferente la mayor flexibilidad a la hora de abonar los pagos y a la hora de recibir la pensión, les es indiferente que el dinero propio siga siendo propio y no se colectivice para sostener un sistema que necesita de más de un parche.
 Todo eso a esta muchedumbre sedienta de más Estado le da igual porque lo que importa es que siga siendo el Estado quien te diga qué clase de ciudadano ser. Ya que nos han igualado en las oportunidades de inicio que nos igualen también como súbditos en el momento del ocaso. Como decíamos no hay mayor pesadilla estatista que ésta, en la que frívolamente se juzga tu contribución laboral y se te impone cómo recibir la contraprestación y qué uso hacer de ella. Y por tanto te anulan la decisión de esforzarte y esperanzarte con el trabajo diario de cada uno, en un intento por descollar.

            Fue Nietzsche quien dijo que “la esperanza es un estimulante vital mayor que la suerte”. Pues bien de alguna forma esta sociedad ha relegado esa tarea de ser ciudadanos con sentido de la esperanza, esto es, con sentido del futuro  y ha decidido ser una sociedad que se esperanza (y también se enfada) cuando el Estado lo dice.
La esperanza no es algo propio de necios, por algo fue elevada a los altares: por su espíritu de futuro que te convierte en lo mejor de ti mismo. Volvamos pues a esperanzarnos y a colaborar por un futuro que no es sólo para nosotros mismos sino para todos.

*Artículo publicado en el diario Las Provincias el 16 de diciembre de 2013

            

martes, 3 de diciembre de 2013

Las cláusulas suelo en los prestamos hipotecarios

Si algo bueno se puede sacar de esta crisis, es que ahora todos tenemos una mayor conciencia del entorno jurídico-económico que nos rodea y hemos sabido, con mejor o peor suerte, adaptarnos a él.           
El ciudadano de a pie está usando los conocimientos, que telediario a telediario se han ido filtrando en sus conversaciones diarias, para poner fin a situaciones injustas que la presente coyuntura ha hecho aun más patentes.
Creo que uno de los ejemplos más claros de está pequeña revolución cívica es el caso de las cláusulas suelo y su declarada nulidad,
con condiciones, por parte del Tribunal Supremo.
A estas alturas después del boom inmobiliario y en el sexto año de la crisis, todos sabemos ya, qué son las cláusulas suelo: básicamente al firmar una hipoteca nos comprometemos a satisfacer un determinado tipo de interés junto con el capital, en cada cuota, interés que va ligado a un índice variable, en la mayoría de los casos el Euríbor. Pues bien al firmar una hipoteca con cláusula suelo, en 2010 se calcula que alrededor de 2 millones de hipotecas en nuestro país tenían una cláusula suelo camuflada entre el resto de términos del contrato, lo que estamos haciendo es fijar un límite mínimo para ese interés, que no bajará de la mano del Euríbor si éste se sitúa por debajo del interés mínimo fijado en la cláusula suelo.
            Es decir, se calcula que el tipo de interés medio que se viene cobrando en las hipotecas firmadas con cláusula suelo es del 3,56%, mientras que actualmente el Euríbor es inferior al 0´5 %. La desproporción es pues notable y especialmente gravosa para las economías domésticas.
En Sentencia del Tribunal Supremo de fecha 9 de mayo de 2013, se acordaba la “nulidad de las cláusulas suelo contenidas en las condiciones generales de los contratos suscritos con consumidores”, motivando esta decisión en base a dos argumentos:
En primer lugar por “la falta de información suficiente de que se trata de un elemento definitorio del objeto principal del contrato”. En segundo lugar por “su ubicación entre una abrumadora cantidad de datos entre los que quedan enmascaradas y que diluyen la atención del consumidor.” Esto es: todas aquellas cláusulas suelo cuya falta de transparencia sea patente.
Este pequeño esqueje de la Sentencia, puede servir de consuelo a todos aquellos que claman que el sistema financiero controla nuestras vidas. Parece ser que al menos en este caso, el Tribunal Supremo no está secuestrado por ese capitalismo salvaje del que se han hecho eco tantas pancartas y lemas en tantas y tantas protestas recientes y otras no tanto.
De hecho, no sólo esta Sentencia es un acto de protección del ciudadano y  consumidor, sino que también hallamos que los derechos de consumidores y usuarios están siendo protegidos desde el contexto comunitario desde hace más 20 años. En este sentido la exposición de motivos de la Directiva 93/13/CEE así como su artículo 6 que prosigue con un “los Estados miembros establecerán que no vincularán al consumidor, en las condiciones estipuladas por sus derechos nacionales, las cláusulas abusivas que figuren en un contrato celebrado entre éste y un profesional...” son un claro ejemplo de esta protección.
Tanto de la Sentencia del Tribunal Surpemo como de la Directiva Comunitaria, se pueden extraer diversas conclusiones: la primera es que al menos “de iure” nuestras vidas no se hallan bajo la coacción de un monstruo de tres cabezas llamado capitalismo. La segunda es que si bien en la práctica se han conculcado ciertos derechos de consumidores y usuarios, debido a la desinformación, y por qué no decirlo, también al abuso, lo cierto es que tras la Sentencia, podemos encontrar una vía que nos devuelve a nuestra posición original de equilibrio y garantías que nunca nos debieron de arrebatar.
En cualquier caso y entendamos la economía como la entendamos, esta Sentencia es una buena noticia para esos dos millones de familias españolas que podrán ahorrarse al mes una media estimada de 200 euros al declararse la nulidad de unas cláusulas contractuales nada transparentes y evidentemente abusivas. Aprovechémosla

* Artículo publicado en el diario VLC News el 3 de diciembre de 2013.


sábado, 30 de noviembre de 2013

La Rebeldía de la Juventud


El pasado 20 de noviembre irrumpieron en manada, 150 antifascistas en la Universidad Complutense de Madrid. Destrozaron las instalaciones y agredieron a cinco alumnos. Buscaban la aniquilación de las ideas contrarias, pretendían acabar con el derecho “a no tener miedo”, usaron la violencia para advertir, una vez más, que, quien no opina igual que ellos no merece ni libertad, ni justicia, ni respeto.
Consiguieron su particular jornada de “los cristales rotos”: el Día de la Universidad Asaltada.
Prostituyen la democracia y la libertad en todos y cada uno de sus actos.
El pasado 23 y 24 de noviembre tuvo lugar en Alcoy la Convención Regional de Nuevas Generaciones de la Comunidad Valenciana, en donde se expusieron a lo largo de las jornadas nuevas ideas para la regeneración social, democrática y política del país.
            Los jóvenes de Nuevas Generaciones acudimos a la cita esperanzados por encontrar respuestas y deseosos de aportar, de producir, de construir unas ideas y un futuro de España y de nuestra Comunidad Autónoma: en todos los ámbitos y a todos los niveles.

Sólo tres días de diferencia separan ambos actos, sólo tres días median entre el vandalismo, justificado con mentiras que destroza la idea de país y democracia que tenemos, de la reunión pacífica ilusionada e ilusionante de los jóvenes del Partido Popular.
 Son sólo tres días pero hay todo un siglo de distancia entre las dos circunstancias. Todo un siglo de evolución y progreso que la izquierda no ha querido recorrer. Se ha quedado atrás organizando revoluciones y publicando panfletos que falsean la realidad, porque sólo en situaciones extremas la izquierda puede camuflar el rotundo fracaso que es como segmento ideológico. La izquierda está sometida a la dictadura de sus propios postulados, está atrapada en himnos de “puño en alto”  porque sus modelos de lucha y de Estado no encajan en una democracia. La izquierda es en sí misma algo poético, pero aplicada y llevada a cabo es un arma de destrucción masiva: el socialismo es un error intelectual, el comunismo la negación del ser, y el anarquismo simplemente la negación de la condición humana y su necesidad social.

En la Convención Regional de Alcoy se oyeron voces jóvenes que defendieron una bajada de impuestos, otras voces que abogaban por una reforma del sistema electoral, voces que explicaron la tan necesaria reforma educativa, voces, en fin, que pidieron una más justa financiación para la Comunidad Valenciana.
En el acto de salvajismo sufrido por la Universidad Complutense se oía el siguiente grito: “abajo el capital”

O mucho me equivoco o existen dos juventudes: la primera, la de los jóvenes de Nuevas Generaciones (y la de la mayoría de todos los jóvenes de España) que viven en el 2013 y tienen ganas de labrarse su futuro y el de todos. Y en segundo lugar esa minoría de jóvenes a quien han negado el derecho a ser jóvenes porque viven en 1934 y a los que les han negado también el derecho al futuro porque viven mirando al pasado.

 Pero no todo puede ser desesperanza: Nuevas Generaciones es la sociedad juvenil más numerosa de España, lo cual quiere decir que somos mayoría los que queremos una Nación con un territorio unido, cohesionado y sobre todo solidario, los que creemos que España es un foro de libertades y no un foco de nacionalismos que nos reducen, los que queremos honrar el pasado de España, enalteciendo el presente (que no es poco).
Somos esa generación que ha recibido como herencia un país hipotecado y una constante sensación de culpa, pero que, sin dudarlo ni un ápice, se ha volcado en la política activa para reconstruir  aquello que nos dieron resquebrajándose. A eso, a esa vocación sin miedo al fracaso se le llama valentía, y esa es justamente la valentía de la que carecen esos 150 energúmenos, que juntos y con la cara tapada, atacaron uno de los pilares fundamentales del Estado del Bienestar: el conocimiento superior, la Universidad.

            Nuevas Generaciones cree en el valor de la juventud, y en el poder de transformación de ésta si permanece unida.  Como dijo nuestro Presidente Regional Juan Carlos Caballero: “nuestra rebeldía es otra, nuestra rebeldía es levantarse del suelo y seguir intentándolo cuando se está luchando por algo”.

*Artículo publicado en el Diari El Nostre a 30 de noviembre de 2013


martes, 5 de noviembre de 2013

Libre Mercado v. Siesta

No es que el libre mercado y la siesta estén reñidos o que Hayek fuera austríaco y no gozara de esos instantes de meditación solitaria, casi trascendente que componen la siesta, es, simplemente, que nos imponen el derecho a la información:
Se nos dicta qué conocer y cuándo hacerlo, y, desde que se descentralizaron los lugares de trabajo o workplace y la diferencia de husos horarios es mayor, llaman a casa de uno, anunciando siempre panaceas y la tarifa plana que usan los dioses, a horas intempestivas, sin respetarse ya ni siquiera ese sacrosanto momento previo a los clarines de la tarde.

            El derecho a la información, que según la ONU “es un derecho fundamental piedra angular de todas la libertades” puede ser un arma de doble filo en un mundo con estímulos de todo tipo y de todas dimensiones. Lo que preconizaba el art. 20.1 d) de la Constitución Española: “el derecho a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión” ha conocido como hijos díscolos al spam telefónico así como al postal o al virtual.
La libertad de trashumancia informativa en la era digital ha alcanzado cotas en que necesitamos regularla para seguir siendo libres, algo paradójico y triste para el liberalismo pero a la vez saludable para la capacidad receptora de información del usuario.

Este espacio de libertad frente a la información lo hallamos en las Listas Robinson: estas listas son, según su propia página web, “un servicio de exclusión publicitaria al servicio de los consumidores que tiene como objeto disminuir la publicidad que estos reciben.” Es decir la exención voluntaria de recibir publicidad de forma personalizada y uninominal. Siendo gestionado este espacio por la Asociación Española de la Economía Digital.
Las Listas Robinson siguen la estela de la Ley Orgánica de Protección de Datos así como la Ley General de Telecomunicaciones y la Ley de Servicios de la Sociedad de Información y de Comercio Electrónico, ya que tratan de hallar un equilibrio entre la debida protección de los datos individuales y el uso que hacen de él las diferentes empresas. El desarrollo reglamentario de las Listas Robinson desgrana tanto el ámbito de uso como los requisitos para su utilización y las opiniones vertidas sobre su eficacia son siempre favorables: en una media de dos semanas se dejan de recibir esas molestas llamadas publicitarias que, nos apremian además a decidir rápidamente sobre algo para lo cual no hay necesidad generando un situación de presión y de práctica comercial agresiva vulnerando claramente el artículo 8 de la Directiva europea 29/2005.

El uso extendido de las listas Robinson ha llevado a la aparición de jurisprudencia con respecto a ellas: en sentencia de 27 de abril de 2012 la Audiencia Nacional ratifica la sanción impuesta por la Agencia Española de Protección de Datos a una entidad bancaria por haber hecho partícipe de una nueva campaña publicitaria a un cliente inscrito en una Lista Robinson.
Esto supone un espaldarazo claro a este “neo-iusnaturalismo” de defensa de las libertades individuales que se va positivando poco a poco. bn

Esa diaria y constante presión publicitaria mediante diversos canales, encuentra un espacio de receso publicitario en las Listas Robinson, un particular puede inscribir gratuitamente en ellas y hallará que cesan los bombardeos informativos. Una empresa que inicie una nueva campaña de publicidad personalizada se halla en la obligación (si no quiere ser sancionada) de comprobar que sus clientes no están inscritos en una Lista Robinson.

            Parece que el legislador de la mano con la sociedad civil, que amenaza con salir de su letargo, ha encontrado la forma de proteger a los usuarios-consumidores de una indigestión de información. Estas listas no son un rechazo al libre mercado, nada más lejos, es una forma de garantizar la salud mental en la toma de decisiones y llevar al libre mercado a un terreno más racional y eficaz ya que como dijo Will Roger “Si los anunciantes se gastarán la misma cantidad de dinero en mejorar sus productos de lo que se gastan en anunciarlos, ni siquiera necesitarían anunciarlos.”

Publicado en el periódico digital VLCNews el 13 de noviembre de 2013

martes, 8 de octubre de 2013

El Futuro que nunca Ocurrió

Parece que el progresismo en política es una forma de excusarse a priori por la inacción, que las acciones llegan solo a través de la mano que se agita en forma de puño y que toda su fuerza se escapa en diseñar futuros que nunca suceden.
El futuro que nunca ocurrió, ese podría ser el título del debate sobre el Estado de la ciudad del pasado día 3 de octubre.
En un brindis largo, confuso, superficial y tergiversado el alcalde de Alcoy brindó por la excelente gestión de su equipo de gobierno. Alardeando sobre el pulso desbocado de cada uno de sus concejales, hubiera sido preferible que alardease por el número de promesas cumplidas pero ya se sabe que las promesas son esos trabalenguas en donde también queda trabada la congruencia personal de cada uno y lo cierto es que un tripartito que ahora es bipartito y en donde los papeles de oposición y gobierno no están muy claros, escasea la coherencia y la correlación entre lo dicho y lo hecho.
Escaseó en el gobierno la autocrítica, escaseó en el gobierno el número de nuevas propuestas y escaseó en el gobierno en definitiva el liderazgo, el carisma, la fuerza moral y la fuerza institucional: nada nuevo bajo el sol de Alcoy

Se esquivaron las preguntas más que razonables del grupo del Partido Popular que intentaba reconducir el Pleno hacia un debate fructífero, un debate de producción de ideas y no de autobombo, pero ya se sabe que bajo la bandera del comunismo la producción es algo deleznable y es mejor consumir los frutos ajenos que producir los propios. Eso es lo que está pasando con Alcoy y eso es lo que se reflejó en el pleno.

El nivel de inacción del “gobierno de progreso” de Alcoy ha llegado a un extremo en que en el debate sobre el actual estado de la ciudad se habla de lo acaecido hace dos años bajo otro gobierno. Reconozco que no sé si me encuentro ante el mayor caso de dejación de servicios y de omisión del deber de gobernar más aberrante que ha sufrido Alcoy, o esto es pura y llanamente una táctica política que le niegan a Rajoy en Madrid (cuando tiene todo el derecho) y que utilizan aquí después de dos años sin sonrojarse ni un poco y esto es “la herencia recibida”.
            Por otro lado se arrogaron proyectos que había conseguido el PP para la ciudad demostrando una vez más que la única memoria histórica que aceptan es la que ellos reescriben.

Llegados a este punto está claro que el PSOE e IU poseen la máquina del tiempo o que más bien viven dentro de ella para eximirse de gobernar, no poseen sin embargo la capacidad de formar un gobierno sin fisuras y la capacidad de organizar y llevar a cabo las tareas que una casa consistorial requiere. La frivolidad en el ejercicio de sus funciones y la incompetencia en su ejecución han paralizado a Alcoy y nos encontramos que lejos de reconocerlo, se elogian contentos porque ¡ey es el gobierno de progreso que necesita Alcoy! (que necesitaba pero no votó por cierto)

El Partido Popular valoró el recorrido hecho hasta hora, subrayó lo que consideró errores pero también recalcó de una forma noble y deportiva los éxitos recibidos (que no cosechados) del bipartito, fue capaz de aportar más sugerencias que ningún otro grupo político y tendió una mano que buscaba un compromiso sincero. Y se encontró con que en la otra bancada nadie proponía mejoras en ningún campo, porque “después de lo que recibimos bastante hemos hecho”.

“Bastante hemos hecho”… nunca deberíamos oír esas tres palabras juntas en boca de quienes nos gobiernan, pero ¿¡ey que más se puede pedir a un gobierno de progreso!?

El debate sobre el Estado de la Ciudad fue una prueba más de que el socialismo, el nacionalismo y el comunismo requieren el narcisismo más absoluto o la doble personalidad más rampante de sus correligionarios para poder ser defendidos medianamente: pudimos comprobar cómo se satelizaba la cultura en el área de influencia del Sr. Agulló porque la cultura en manos de la empresa privada es propia de pequeño-burgueses (esos señores gordos y que fuman pipa y que sólo Dickens conoció) fuimos testigos de que el BLOC sigue creyendo en la construcción de muros y barreras porque nada es suficiente para defender el País Valencià (o más bien defenderse de este concepto inventado) y vimos por último al Alcalde menos votado, más inactivo y más atado por sus pactos de gobierno perorar sobre lo alcanzado hasta ahora.

El Partido Popular se encuentra ante una situación difícil porque tiene que hacer oposición de algo que no es, que no hace, que no gobierna y que no es Gobierno. La ciudadanía ya percibe la pasividad del actual Gobierno y…


los errores se subsanan y se perdonan, pero la pasividad es congénita y se castiga en las urnas. 

*Articulo publicado en www.pagina66.com a 8 de octubre de 2013

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Por mi culpa, por mi culpa...

Hoy por fin me atrevo a glosar a uno de mis autores de referencia, F.A. Hayek. Uno de esos autores cuya lectura debería ser obligatoria en la etapa escolar: precisión y exactitud en un lenguaje poético y hermoso en su concreción, claridad meridiana, temeroso de nada, una loa a la razón: pero no una razón irracional de esas que puso de moda la Ilustración, sino una razón moral, humana, terrena y deducible.

El pasaje en concreto es el siguiente:  

"Si a la larga somos los artífices de nuestro propio destino, a corto plazo somos cautivos de las ideas que hemos engendrado.
Estamos dispuestos a aceptar cualquier explicación de la presente crisis de nuestra civilización, excepto una: que el actual estado del mundo pueda proceder de nuestro propio error y que el intento de alcanzar algunos de nuestros más caros ideales haya al parecer producido resultados que difieren por completo de los esperados." 

Realmente no hay glosa que pueda añadir ni un ápice de luz a semejante derroche de inteligencia social. Sin embargo la sociedad actual está tan lejos del examen de conciencia y del propósito de enmienda que es conveniente dedicar un tiempo al análisis de esta situación. 

 No voy a repetir una vez más aquello de que la culpa es de los mercados financieros y del despiadado capitalismo (que aparte de acabar con las focas mantiene el siempre anhelado estado del bienestar). Todo uso tiene un abuso porque el desarrollo moral no va parejo al del poder. Pero es bien cierto que en esos cánticos de sirenas anunciando el mundo futuro, había una serie de trampas que se nos escaparon a la civilización occidental al completo.

Una esperanza de vida duplicada, a cambio de una vejez larga y sufrida, una educación fuera de la órbita religiosa que ha recalado en las aguas de un Estado ansioso por devorar la libertad de sueños y esperanzas. Adelantos tecnológicos que nos muestran lo más inhóspito del ser humano, formas de vida irreales cuyo mayor problema es que consiguen saciar las ansias vitales. Una libertad individual que todo el orbe merecía que nos encadena más si cabe a las peticiones más mezquinas del alma. 

En definitiva fueron "caros ideales" cuyo reverso pudo intuirse pero cuya denuncia aparejaba la renuncia a ser de la "troika" intelectual de mesías del tiempo mejor. Mesías que anunciaban un tiempo ni mejor, ni peor, simplemente futuro, pero que su propia insatisfacción personal les llevaba a esos discursos plagados de himnos institucionales y de una hermandad fingida. 

Nos hemos forjado un destino a base de ideas presentes, tan presentes que ni siquiera en el pasado evolucionan. Una Unión Europea en 50 años después de los 20 siglos de guerras constantes: no seré yo la que se oponga a semejante avance, pero sí cuando se hace con prisas, poniendo un parche, sin un objetivo real, ampliando territorio, legislación, competencias y Estados pero sin superar los endémicos problemas culturales, religiosos, fronterizos, lingüísticos y las tremendas diferencias económicas. 
Un Estado de clara división de poderes que no se horroriza de hablar de jueces liberales y conservadores (amén de que los términos están mal usados) procesos constituyentes y sketchs (la publicidad es el invento que perfeccionó la democracia) hablando de Estados de derechos que luego deciden que la agrupación de poderes está mucho mejor. Eso ha llevado a un laissez-faire en la interposición de recursos de amparo y al consiguiente filtro de entrada para acabar por aceptar el 3% de los recursos interpuestos ante el Tribunal Constitucional, y sí reconozco que cuando hay doctrina asentada es inútil e ineficiente repetirla ciudadano por ciudadano, pero ¿cuál es el auténtico problema que favorece que todos esos ciudadanos se sientan conculcados en el Título I de la Constitución de todos los españoles?

Al ser humano no se le da bien ser artífice, pero sí artificioso y lo que Hayek describió de forma tan bella el refranero español lo asume con un "de aquellos lodos vienen estos barros". No podemos escapar ya al artificio de nuestras propias ideas, lo que sí podemos es aceptar que el error viene de que asumimos un "dolo eventual" en la toma de decisiones y ahora ha llegado el momento en que el "dolo" se materializa...

Y el dolo eventual se pena. 


jueves, 12 de septiembre de 2013

Sobre Wert, tuition fees y la manipulación mediática

"Todos somos príncipes y jefes de nuestras propias cabezas" .Tal fue la repuesta de las milicias salmantinas al jefe almorávide Taxufin.

Confieso que esperé ilusionada ver una frase por el estilo de la transcrita aquí en las revueltas estudiantiles de la pasada primavera: una especie de orgullo intelectual, de aristocracia del espíritu. No es que les suponga a los universitario de ahora semejante fervor patriótico, es que confiaba que lo que inspiraba esos gritos desaforados fuera el intento de proteger el producto de su esfuerzo cognitivo, de sus únicas armas, los libros, que en un gesto muy "sesentayochista" empuñaban en esa gran barricada de emociones manipuladas: varios miles de euros (gastados en reparar los destrozos del mobiliario urbano) después me di cuenta que me equivoqué.

En lugar de eso las rimas fruto de ese patrimonio intelectual convocaban al estudiantado en pie de guerra: en una especie de yihad de la sopa boba o cruzada por los tan suspirados "jueves universitarios". No era su propio rigor intelectual lo que querían salvaguardar, sino su propia comodidad en unas enseñanzas mediocres y adocenadas.

A partir de aquí querido lector puede que generalice, y que eso ofenda su espíritu demócrata en el que tantas minorías se integran: lo siento la democracia es la generalización hecha ley.

La Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad en la Educación está siendo polémica en primer lugar por haber sido propuesta por un partido de "derechas", en segundo lugar por atreverse a desligar la educación universitaria con la realización personal y en tercer lugar por exigir un esfuerzo añadido a aquellas personas que se benefician del paternalismo del Estado.
La izquierda ha estado comerciando con la educación, disminuyendo la calidad de sus instituciones mientras ha convencido a todas las generaciones fruto de la LOGSE que no eres un ciudadano de primera si un marco con una orla no decora tu cuarto, pero sobre todo y esto lo más grave: ha hecho creer a la gente que todos debemos tener derecho a los estudios superiores sin ningún tipo de esfuerzo porque la disciplina y el esfuerzo son valores del fascio como mínimo.

Por estos motivos estamos ante uno de los casos más aberrantes de manipulación de sentimientos públicos. Se ha hecho confundir la "Ley Wert" (una ley moderada que busca premiar el esfuerzo, detectar problemas de aprendizaje rápidamente, fomentar la independencia de centros docentes para la mejora de la oferta educativa y dar una salida digna a todas aquellas personas que pueden ser más útiles para la sociedad y para ellos mismos en cursos de Formación Profesional) con un recorte en las partidas en Educación. Recortes que vienen decididos por nuestra pertenencia a organizaciones supranacionales y por la situación de deuda pública desbocada a la que nos enfrentamos.

Se ha vinculado de forma partidista y falsamente el dispendio en educación con la calidad de ésta, cuando está comprobado que una partida más elevada en educación no lleva aparejado la reducción del fracaso escolar o la mejor preparación del alumnado en general. El incremento del gasto en Educación Superior de España ha sido del 45,2 % mientras que la media de los países de la OCDE es de 23,7% ... Y España sigue a la cola de todo...

Por último en el recurso más romántico, melodramático, trasnochado y vergonzoso del cual he sido testigo se ha intentado acusar a un gobierno en democracia de pretender que solo estudien los hijos de los ricos. La afirmación es tan propia de un demente que no vale la pena ni recalcar que se ha aumentado un 20% la partida de becas para este curso, que ha aumentado en un 3,1 el número de alumnos matriculados o que las tasas se han subido una media de 16,7 % una cifra muy por debajo del máximo permitido.

Llegados a este punto uno se da cuenta que la oposición del gobierno de España no ha salido mucho de las fronteras patrias o que no se les da muy bien eso de las comparaciones. Son de hacerse notar las estadísticas en las que se afirma que el número de estudiantes universitarios alemanes es sólo del 30% de los jóvenes mientras que en España ronda el 41% o el precio de las tasas inglesas o tuition fees.

Compara el sistema de becas español con el de Reino Unido es algo indispensable para entender que España es un país que sigue velando por su Estado de Derecho, aunque si bien ahora de forma más racional y eficiente.

En Reino Unido un estudiante medio de cualquier universidad pública (Oxford Y Cambridge son universidades públicas) deberá pagar hasta un máximo de 9.000 libras al año, esto es 11.200 euros al año. En España pagamos 17,9 euros el crédito. El sistema anglosajón cuenta con un moderno y eficiente sistema de becas en el que se distingue el préstamo de la subvención: la subvención o beca no deberá ser reembolsada al Estado mientras que el préstamo sí. Además su devolución dependerá de los ingresos del estudiante una vez haya finalizado sus estudios y se devolverá siguiendo unas tablas de porcentaje en relación al sueldo.

Lo considero un sistema beneficioso tanto para el Estado que ve su inversión recuperada como para el estudiante que tiene un incentivo mayor para la búsqueda fructífera de trabajo. La reflexión que debemos hacernos es la siguiente: ¿sería posible la implantación de un sistema de becas de este carácter en España? Quitado de la izquierda que vería peligrar su hegemonía educativa lo cierto es que sería una forma más eficaz de rentabilizar las aportaciones del Estado, una beca con efecto boomerang no produce el agujero en las arcas públicas que padecemos actualmente y no beneficia al estudiante sin exigirle una contraprestación en mor del país que tanta falta hace.

Hay pues dos cosas innegables, España es un país que sigue velando por la educación total, absoluta y plenamente libre de sus ciudadanos. Y sin embargo es de los últimos países de Europa en todas las pruebas generales . El gasto público se ha incrementado de forma exorbitada y el paro sigue siendo nuestro mayor problema. Son demasiadas casualidades para no aceptar que son todos diferentes facetas de un mismo problema: la falta de racionalidad, eficiencia y coraje a la hora de administrar la educación nacional y por parte del estudiantado una crisis de los valores educativos

Y mientras tanto nadie es ni príncipe ni jefe de su propia cabeza...

jueves, 29 de agosto de 2013

El Ius Puniendi Fallido y los "Castigos Escarlatas"

En su brillante libro La Mente Moral, Marc Hauser expone el conflicto "entre las intuiciones humanas acerca del castigo y la visión legal desde arriba sobre cómo administrar la sociedad, cómo tratar a quienes no cooperan y amenazan el bienestar de todos". Es decir, la relación entre el Ius Puniendi que se le cede al Estado para castigar a infractores y las tendencias humanas a relacionarse con la institución del castigo. En ese mismo capítulo Hauser nos describe los denominados "castigos de letra escarlata", esto es, aquellos castigos cuya fuerza punitiva reside en la exposición a la vergüenza pública. Un ejemplo de este reproche público serían las listas públicas de agresores sexuales que se pueden encontrar al alcance de un click en los departamentos de salud pública de E.E.U.U

Podemos encontrar numerosos detractores de esta antiquísima forma de castigo así como también denodados escépticos enfocados en la defensa de la privacidad: lo cierto es que cualquiera de ellos cuenta con argumentos de peso para hacernos reflexionar sobre la conveniencia jurídica, sociológica, moral y humana de la aplicación de estos castigos. Se expone por un lado que pueden actuar como un elemento disuasorio a la vez que la amenaza de la vergüenza pública generalizada da una sensación de mayor seguridad al resto de la comunidad, plenamente convencidos de que el rechazo generalizado tiene una fuerza mayor que la del Estado.

Sentimiento de seguridad y efecto disuasorio.

Hallamos en el bando contrario, cómo es lógico por otro lado, aquellos que conectan directamente esta forma de punir con la lex talionis o aquellos otros más preocupados por la privacidad individual incluso a la hora de delinquir. 

De cualquier forma seamos o no firmes detractores o seguidores de esta forma de restablecer la justicia, la pregunta esencial en estos días es ¿a qué se debe el repunte de estos casos en pleno s.XXI? Como tan magistralmente explica Hauser, los castigos escarlatas son propios de las comunidades pequeñas en que cada miembro es conocido, asociado a una estirpe y por tanto sensible a un verdadero escarmiento social. Sin embargo en esta época de incertidumbre global cambiamos de localización geográfica y de comunidad de una manera tan rápida y eficaz que cuesta entender el porqué de la utilización de los "castigos de letra escarlata".
Podemos alegar un abarrotamiento de las cárceles, un excesivo peso económico exigido al Estado para el mantenimiento de las mismas, un claro fracaso en la reeducación y en la reconducción conductal de ciertos delitos. Pero bajo mi punto de vista estas razones del todo humanistas no son suficientes para explicar este hecho. 

Hemos asistido recientemente a casos de linchamientos en zonas de Centroamérica y Sudamérica (http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/dc344bb232484593a5eec26658fdbbe9 http://www.hoy.com.py/mundo/bolivia-linchan-a-4-supuestos-delincuentes-en-una-semana) y existen cada día más y más listados públicos de delincuentes y morosos. La pregunta que hay que hacerse por tanto es ¿en qué ha fallado el Ius Puniendi que cedemos al Estado como miembros de éste? ¿En qué parte de los Códigos Penales se ven defraudadas las esperanzas de justicia de la ciudadanía? ¿Ha fracasado el estado como reeducador? ¿Sus castigos ya no rehabilitan al ciudadano /delincuente para ser un ciudadano libre de mácula? 
No podemos achacar estas tendencias violentas a un ambiente más rural o indígena, puesto que en Europa (después de la Revolución Francesa saciará nuestras ansias de hambre pública) somos los más voraces espectadores del castigo público a través de redes sociales y progamas de televisión. 
Creo firmemente que si bien las penas en los Estados de Derecho están bien medidas, asistimos con demasiada frecuencia a indultos injustos, errores procesales, nulidades de procesos por jueces prevaricadores etc, y que eso ha llevado al conjunto de la sociedad no a desconfiar de la justicia en sí, sino del sistema que impide su correcta aplicación. Y que la escalada de violencia verbal y física se debe a que nuestro derecho a punir a aquellos que nos cometen un mal están siendo defraudado por un Estado que arbitrariamente castiga y premia sin una base racional. 

La consecuencia esencial de un Ius Puniendi que falla es la proliferación de castigos que ,si bien no respetan derechos y garantías procesales, por lo menos a ojos del ciudadano restablecen la justicia. 

Y no puede existir nada peor que una justicia ad hoc y circunstancial

lunes, 26 de agosto de 2013

BIENVENIDOS

No es que el antropocentrismo sea un concepto fallido es que muchas veces el hombre y su centro no están definidos. No es tampoco que la humanidad venga con plantillas torcidas de serie es sólo que a veces, la humanidad se recrea escribiendo en el aire.

Somos esa especie de triste Rey Midas, todos los criterios morales que tocamos los convertimos en BOE. Criterios que quedan desvirtuados encerrados en esa urna de cristal opaco de nuestro sistema.

Vitrinas de PDF de solidez y sordidez impenetrables. 

Este Blog se plantea una apología de la abstracción, un nuevo apostolado de la palabra pensada, oída dentro de uno mismo. A la palabra en sí misma le sobran twitteros temerarios y le faltan vestales de su recinto más humilde, el propio. 

Y es la asignatura del Derecho la que más sufre por el rapto de la palabra a manos de PowerPoints multicolor; La moral tiene una base lingüística de la que el Derecho bebe y se nutre y en esos monumentos a lo impasible y a lo hierático en los que se han convertido nuestra Constitución, Leyes Orgánicas y ordinarias, Decretos-Leyes, Decretos Legislativos, Reglamentos y Ordenanzas encontramos una palabra al alcance del ciudadano mediante infinidad de vías y sin embargo tantas veces de contenido tan difuso, sobredimensionado y contradictorio que el ciudadano necesita descifrar a que se enfrenta..

Siendo como soy una ferviente admiradora del Civil Law System y su bendita Codificación así como de Savingy, comprendo la necesidad de unos patrones de costura social. Consideré que la analogía con Dios y sus renglones ilustraba satisfactoriamente lo que este Blog se proponía realizar, un análisis de la Teología actual, es decir: El Derecho y sus fuentes. 
Es innegable el desplazamiento producido en las consideradas fuentes de santidad y el Derecho ocupa ahora el lugar central desde el cual el hombre medio observa, legisla y luego se pregunta. 

No existe ya afortunadamente una moral supeditada al Derecho (el relativismo ganó esa batalla) pero afortunadamente siempre un paso por delante de éste, se encuentra la propia moral. El Derecho es ahora Dios sin haberlo querido ni pedido, ya no más retablos solo circulares internas con cambios de normativas, ya no más parábolas sólo tweets sesgados interpretando normas a su manera, ya no más Santos, los Directores Generales tienen el poder en nuestro País. 

Sin embargo el hombre no es perfecto y su campo de visión es un caleidoscopio de mil colores, tenemos unas plantillas que nos ayudan pero Dios nos las dio un poco torcidas para probarnos. 

El hombre decide el Derecho, y aunque pueda escribirlo un tanto torcido, ¡vale la pena leerlo!

Bienvenidos